sábado, 21 de abril de 2012

23 DE ABRIL, DIA DEL LIBRO


Día del libro 2012

Capital Mundial del Libro 2012: Ereván (Armenia)



La ciudad de Ereván (Armenia) fue designada hoy Capital Mundial del Libro para el año 2012 tras la reunión, en París, de un comité de selección compuesto por representantes de las tres principales asociaciones internacionales del sector del libro y la edición así como de la UNESCO.

Ereván es la duodécima ciudad designada Capital Mundial del Libro, después de Madrid (2001), Alejandría (2002), Nueva Delhi (2003), Amberes (2004), Montreal (2005), Turín (2006), Bogotá (2007), Ámsterdam (2008), Beirut (2009), Liubliana (2010) y Buenos Aires (2011).
La elección de la ciudad de Ereván viene principalmente motivada por la calidad y la variedad del programa propuesto, “muy detallado, realista, anclado en el tejido social de la ciudad, centrado en aspectos universales y con la intervención de todos los actores de la cadena del libro”, según los miembros del comité de selección.
“Felicito a la ciudad de Ereván, que ha presentado un programa particularmente interesante, con numerosos aspectos temáticos, como la libertad de expresión, y también varias actividades para los niños, que son los lectores y los autores de mañana”, declaró la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova. “Movilizar a todo el sector del libro y la lectura, desde los autores a los impresores y los editores sin duda contribuirá a asegurar el éxito del programa y tendrá repercusiones duraderas para Ereván”, agregó.
Todos los años, la UNESCO y las tres principales organizaciones profesionales internacionales del sector del libro y la edición –la Unión Internacional de Editores (UIE), la Federación Internacional de Libreros (FIL) y la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA)– designan conjuntamente una ciudad para que desempeñe la función de Capital Mundial del Libro en el intervalo entre dos celebraciones sucesivas del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor (23 de abril). Esta iniciativa evidencia la colaboración entre los principales organismos relacionados con el libro, y, al mismo tiempo, el compromiso de las ciudades en la promoción del libro y la lectura.


Cómo nació el Día del Libro

Josep M. Arnaud de Lasarte escribió, El año 1976, un folleto titulado 'Los cincuenta años del día del libro' editado por Editorial Bruguera, SA, donde se explicaba el origen de esta fiesta cultural.
He aquí un amplio extracto, tan válido hoy como entonces.
Todas las cosas tienen un creador o al menos un espíritu que las inspira. Y en el caso de la Fiesta del Libro el animador fue una persona inquieta y entusiasta que muchos de nosotros todavía hemos conocido y tratado en sus últimos años. Hablamos de don Vicente Clavel Andrés, escritor y editor valenciano, amigo y correligionarios de Blasco Ibáñez, establecido desde el año 1920 en Barcelona, donde rigió durante mucho tiempo la Editorial Cervantes y donde murió en 1967. Gran enamorado de la figura ilustre del creador del Quijote, la editorial Clavel hizo de Miguel de Cervantes el ejemplo del escritor, y del Don Quijote, el modelo del libro. No debe sorprendernos, pues, que su editorial-fundada en Valencia en el año l9l6 se amparan bajo ese nombre prestigioso, y que para honrar el "Príncipe de los Ingenios" quisiera instituir un día especialmente dedicado a homenajearlo. Vicente Clavel creyó que la fecha más apropiada para celebrarlo sería la del día de nacimiento de Miguel de Cervantes y, de una manera aproximada, determinó que debía ser el 7 de octubre. Hay que decir que la fecha del nacimiento no consta documentalmente como es frecuente en aquella época-, pero sí la de su bautizo, que fue el día 9 de octubre de 1547. Como que en español era normal que los recién nacidos recibieran las aguas bautismales poco después de nacimiento, algunos autores habían propuesto la fecha del 7 de octubre como la del nacimiento de Cervantes, y así lo aceptó también Vicente Clavel. Este, desde el año 1922, era vocal de la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, entidad eficiente y prestigiosa que había sido fundada en el año 1920 por el editor Gustau Gili, y que vivía atenta a todo lo que representara difusión o enaltecimiento del libro. Y así, encontramos que la Memoria de la Cámara Oficial de Barcelona, registra la propuesta de Vicente Clavel en los siguientes términos:
"Día del Libro Español. Otra iniciativa de nuestro, celoso compañero don Vicente Clavel: dedicar un día de cada año a celebrar la Fiesta del Libro Español. Este modélico proyecto pasó a estudio de la correspondiente ponencia y está pendiente de decisión."
En la Memoria corresponde del año 1924 no encontramos ninguna referencia, pero, en el año 1925, el día 2 de febrero, Clavel volvió a proponer la celebración de la fiesta e inició las gestiones en Madrid. Finalmente, el día 6 de febrero de 1926, el rey Alfonso XIII firmaba el Real Decreto por el que se instituye, oficialmente, la "Fiesta del Libro Español." En aquel entonces ocupaba el poder el Directorio presidido por el general Primo de Rivera, ya uno de sus ministros se había dirigido la Cámara Oficial del Libro con la confianza que serían atendidos, y no se habían equivocado. El ministro de Trabajo, Comercio e Industria era un catalán, Eduard Aunós-un inquieto leridano hasta entonces estrechamente vinculado con Francesc Cambó y con la política regionalista-, pero que por sus lazos con otras personalidades militares ahora colaboraba con el Director. Don Eduard Aunós acogió con entusiasmo la propuesta de Clavel, hecha a través del "Comité Oficial del Libro del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria" para que se instaure en España la fiesta anual del libro español en la perdurable fecha del natalicio del inmortal Cervantes. "Había que dedicar este día a enaltecer y difundir el libro, básicamente con el aliciente de su venta en la calle, con el descuento del 10% (el espíritu de aprovechar rebajas y oportunidades económicas tiene mucho cartel entre cierta gente), y ofreciendo protección oficial y económica a la creación de bibliotecas populares. determinaba, además, que ese día en todas las escuelas y centros de enseñanza, incluso los militares, se dedicara una hora a la lectura de fragmentos escogidos de obras literarias que exalta "la Patria y el libro español." creaba, también, unos premios de mil pesetas que otorgaban las Cámaras Oficiales del Libro de Madrid y de Barcelona-los mejores artículos periodísticos "que se publican en idioma español." La idea era ambiciosa: llegaba a precisar que los municipios destinarían hasta el 3% de sus presupuestos a la creación de bibliotecas en el reparto de lotes de libros pero, como tantas otras ideas proyectos lanzados al viento,  no arraigó con suficiente fuerza.
Hay que decir que tanto el rey Alfonso XIII como el general Primo de Rivera no contaban con muchas simpatías en los medios intelectuales y que, por otra parte, la trayectoria republicana de Vicente Clavel tampoco era demasiado bien vista en determinados ambientes. Pero todo el mundo admitía que un buen nivel cultural era indispensable para dar, en los medios internacionales, una imagen prestigiosa del Estado .(...)
Hay que reconocer, de entrada, la buena intención del Día del Libro de promover el libro y la lectura. Pero no debemos olvidar unos errores que tuvo ya en sus inicios. Por un lado, la discriminación evidente hacia los libros escritos en otras lenguas que no fueran la castellana: se habla siempre y de una manera expresa de "lengua castellana" de "la lengua de Cervantes." Una discriminación que cuesta mucho superar, y que de una manera oficial, podemos decir que no fue derogada hasta la reciente promulgación de la vigente Ley del Libro, del día II de marzo de 1975, que en su artículo 1 º afirma:
"La presente Ley tiene por objeto establecer un régimen especial encaminado a promover el libro español en sus diversas expresiones lingüísticas, y a fomentar su producción y su difusión."
Esa discriminación superior podía alejarse de la conmemoración oficial muchas personas e instituciones que se mantenían fieles a la lengua del pueblo, en el caso concreto de Cataluña, las más prestigiosas y más populares. Por otro lado, el tono que tomó la conmemoración oficial fue a menudo el del tópico, de escasa elevación cultural. Así, las expresiones "Sagrario imperecedero" refiriéndose al libro o "genios de la Raza" para hablar de los clásicos castellanos, no eran las más adecuadas para actos de un cierto nivel literario o para medios de probado espíritu crítico.
Tenemos un ejemplo muy típico en ese inefable Himno al Libro del mismo año 1926, una de las estrofas del cual decía:
"En himnos fervientes cantemos al Libro, / loor a Cervantes, ingenio español, y por la alta cultura constituyen tantas velemos y vibre en nuestra alma de España el honor."
Ciertamente, no todas las celebraciones caían en este defecto; la Asociación Cervantina, de Madrid, o las sesiones de la Real Academia de la Lengua, sabían mantener el tono académico, pero no llegaban al pueblo.
Dentro de esta tónica transcurrieran las conmemoraciones de los años siguientes -1927, 1928, 1929, alternando con las famosas celebraciones de la Exposición Internacional de Barcelona y con la Exposición Iberoamericana de Sevilla-, hasta llegar en 1930. Este año, después de una polémica de si sería mejor seguir conmemorando la supuesta fecha del nacimiento de Cervantes (el 7 de octubre) o la de su muerte (el día 23 de abril, comprobada documentalmente), se acuerda de celebrar esta última, considerando que el mes de abril era más indicado para actos en la calle que no lo de octubre, donde el tiempo no acompañaba. Además, la coincidencia con el inicio del año escolar perturbaba la venta de libros de texto, en las librerías del ramo. Pero los hechos políticos darían un nuevo carácter a la fiesta: el día 14 de abril de 1931, la República era proclamada en toda España y el rey Alfonso XIII marchaba camino del exilio. De aquellos años, hay que remarcar la diferencia que se observa entre su celebración en Barcelona y en Madrid. En Barcelona, la fiesta va tomando un cariz más popular y comercial-paradas de libros en la calle, de todo tipo: circulares de la Cámara Oficial del Libro a libreros y maestros, recordando los de celebrar la Diada, mientras que en Madrid privan los actos académicos los de mayor solemnidad .(...)
En el año 1930, la fiesta alcanza en Barcelona un éxito extraordinario al que contribuye la edición de diversas novedades literarias catalanas de una gran aceptación popular. Es por este tiempo que los editores deciden publicar las novedades coincidiendo con el Día del Libro y organizan actos de firmas de ejemplares por los autores. En Barcelona la venta de ese día sobrepasó los 5.000 volúmenes, y se publicaron dos opúsculos interesantes para la historia de la fiesta. Uno, titulado La Fiesta del Libro, es una breve y ágil descripción de las paradas de libros por las calles de Barcelona, firmada por Carlos Orgilés y Sánchez. El otro, escrito por el impresor Víctor Oliva, El libro español, fue editado por la Cámara Oficial del Libro barcelonesa y se repartieron más de 40.000 ejemplares gratuitamente entre los compradores de libros.
Cervantes y San Jorge: una rosa y un libro. Al día siguiente de aquel Día del Libro un periodista barcelonés escribía:
"Es de esperar que la próxima jornada se celebrará el 23 de abril coincidiendo con la de Sant Jordi, alcanzará aún mayor esplendor y será una verdadera fiesta del libro español."
El periodista resulta un buen profeta, y desde el 1931, la fiesta del libro se convirtió auténticamente popular. Y no sólo en Barcelona: en Gerona, en Sabadell, en Arenys de Mar, en Badalona, en muchas poblaciones catalanas, el Día del Libro raíz firme. La Cámara Oficial del Libro publicó, en 1931, un estudio de Manuel de Montoliu sobre el Quijote: "Lo que España debe a un libro", y en 1932, un pequeño y modélico volumen de Jordi Rubió i Balaguer, director de la Biblioteca de Cataluña, que ponía sus conocimientos al alcance de todos: "Cómo se organiza y cataloga una biblioteca", de una utilidad notabilísima. Realmente, la coincidencia de la fiesta del libro y la de Sant Jordi daba un aire nuevo y popular en la fiesta. Otro periodista barcelonés lo confirmaba al comentar esto:
"Lo hemos acertado.

La fecha del 23 de abril, en que la muerte de Cervantes coincide con la fiesta de Sant Jordi: rosas, libros y San ..."





1 comentario:

Maga Peset dijo...

Féliz día del libro,compañera. Llega la noche..